En el mundo de la música venezolana de todos los tiempos, la obra de Vicente Emilio Sojo se impone por su alto valor y originalidad. Podemos decir que es el padre de la música contemporánea del país y así lo reconoció la nación al denominarlo “Maestros de Maestros” o “El Maestro Sojo”.
Este hombre vino al mundo en condiciones de máxima humildad y vivió una infancia de pobrezas y traslados entre Guatire, pueblo donde nació, y Caracas, donde finalmente se residenció. Para subsistir debió trabajar como pintor de brocha gorda y tabaquero, pero la música era su meta y, al conseguirla, dedicó tiempo y voluntad.
Legado valioso
Desde su ingreso a la Escuela de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes, sus profesores se dieron cuenta de su inteligencia y sensibilidad excepcionales. En 1930 fundó el Orfeón José Ángel Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, agrupaciones que dieron pie para el desarrollo musical que vino después.

En 1940, junto a otros compositores, prepara su primer libro con obras para niños venezolanos. En 1944 se gradúa la primera promoción de compositores que han estudiado bajo la tutela de Sojo en la escuela de música José Ángel Lamas.
Para el Orfeón Lamas, compiló y armonizó más de 200 canciones populares y del folklore, logrando un rescate significativo de las tradiciones musicales del país. Entre sus obras más importantes podemos mencionar: Misa cromática (1922-1933) y Hodie super nos fulgebit lux, cuya traducción es “hoy brillará la luz sobre nosotros”, (1935). En 1951 recibió el Premio Nacional de Música de Venezuela en reconocimiento a toda su obra.
Por su legado musical es el personaje de diciembre, con quien cerramos el calendario Venezolanos Insignes de la Modernidad 2019 hasta nuestra próxima edición 2020.
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